jueves, 20 de diciembre de 2007

El numerito


No ha sido precisamente el azar el que ha querido que llegue a mis manos un número de lotería del que soy custodio, sino una mano amiga asustada.

En un aparte tras la cena me dice:
- Me tienes que hacer un favor; guárdame este décimo.
Le miro extrañado y le digo:
- ¿Cómo?, ¿quieres que juguemos a medias este número?
- No, es sólo para que me lo guardes. No encuentro un sitio seguro en casa, y “…” se puede enterar.
- ¿Y?
- Que en el reverso lleva el sello del establecimiento.
- Ya, y no conviene que lo sepa.
- Exacto, lo he comprado en un sitio prohibido.

- Venga, si quieres te lo cambio por uno mío.
- Que no, que me lo guardes, que el número me gusta.
- Entonces a medias.
- Joder, guardameló, tú te puedes comprar otro si quieres, ya ves dónde me lo he agenciado.
- Bah, paso…Total no va a tocar…y además, igual tampoco te conviene.

- O sea que fuiste a lugares prohibidos…
- Me liaron.
- Ya.

Y solidariamente le propuse un brindis por esa suerte esquiva que se esconde en lugares que llaman “de perdición”.

Se vuelve a confirmar que en estos encuentros las apariencias son una cosa y las realidades otras. En cualquier caso, un momento entrañable si no fuera por la caspa que destila.

Suerte, a todos.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Momentos dulces

Perdido en estupideces, dramas varios -unos reales, otros inventados o casi- he desembocado en un momento dulce del que me he apropiado.

¿En qué consiste un momento dulce?… Pues en mi caso, en tener un cierto control de tu vida y tener un horizonte despejado y con alguna expectativa. Ahí es nada.

Pero aún estando saboreando este momento, me pregunto si será tal, con fecha de caducidad, o será tendencia, porque recuerdo que puse algo de mi parte para llegar hasta aquí.

Oye, mira, que me da igual, voy a disfrutarlo a tope… y dure y lo que dure; al fin y al cabo, sólo vivimos una vez, y andar en bici, como nadar, nunca se olvida...

Pedaleo, pedaleo… Anda, coge tú también la mountain bike , que camino trazado no hace falta, sólo tus piernas.

martes, 6 de noviembre de 2007

A menudo


A menudo me escondo tras unas palabras, de las cuales también quiero huir. No quiero que éstas me definan, me marquen, me encasillen. Son como un disfraz con el cual no consigo identificarme siempre.

Complicado esto de vestirse con palabras con las cuales me tengo que exhibir ante un respetable, con el que intercambio algo más que éstas, y al que hago consumir su valioso tiempo… Sabrán disculparme.

Tras la muda, al final, me he aplicado un leve maquillaje, pero no se apuren, se me reconoce.

Ahora ya, les invito a recorrer esos itinerarios comunes a todos, pero vistos desde mi orilla y tamizados por mis palabras.

Todos bienvenidos.